lunes, 23 de agosto de 2010

y morirnos de placer.





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Me asomo a la ventana y lo veo allí, apoyado en la moto. Me meto las llaves de casa en el bolsillo y salgo diciendo que no cuenten conmigo para cenar. Cuando me ve salir por el portal sonríe, tira al suelo el cigarro y lo pisotea; sabe que no me gusta. Me abraza y le beso en la mejilla, sonreímos. Se sienta en la moto y se pone un casco. Me siento detrás de él, me pasa otro casco y me dice: “Póntelo y abrázame fuerte si no quieres que toda la familia tenga que llevarte flores al puente de A Barca”
Sé que poniéndose tétrico solo intenta asustarme, pero no lo consigue; tal vez porque su vida no ha sido un camino de rosas, prefiere no jugar con fuego. Ya se ha quemado más de una vez.
Arranca la moto y me grita: “En el fondo la idea de ir a Portonovo no te hacía mucha gracia verdad?” Le contesto sencillamente que no, y él gira la cabeza dándome a entender que él tampoco tenía muchas ganas de fiesta.
Pontevedra está cubierta de una neblina húmeda, fría, que te toca los huesos. Le abrazo aún más fuerte.
+¿Tienes miedo?
-Qué va, solo frío.
Sube la moto a la acera, la detiene un momento y me da su cazadora. Vuelve a arrancar, recorremos toda la ciudad. Atraviesa calles peatonales completamente vacías; le grito que está loco, me contesta que ya lo sabe. Estiro las piernas y noto como el frío se cuela por los rotos de mi pantalón. Es una auténtica gozada.
+¿Y a ti te han dado el carnet? Dios mío…
-Bueno, todos mentimos alguna vez. O se nos olvida lo que hemos aprendido…
+¿En dos semanas se te olvida cómo llevar una moto? Vamos apañaos…
-No se me olvida idiota. Pero me gusta ir a mi bola.
Llegamos hasta Poio, donde sólo se oye ruido en los numerosos clubs de alterne de la zona. Da la vuelta y volvemos camino de Pontevedra, recorremos la zona antigua, en la que hay algo más de movimiento. Calle arriba calle abajo, acelerones, frenazos, risas. Las campanas de Santa María dan las diez y media.
+¿Te hace un Burguer? Paga papá.
-Adelante.
Pero el Burguer King está hasta atrás de gente; seguimos hasta una pizzería italiana a la que solían llevarnos a cenar cuando éramos más pequeños. Una pizza grande y dos cervezas, y arrancamos de nuevo hasta la Alameda. Aparca la moto de mala manera en el primer sitio que pilla y caminamos hasta la zona ajardinada. Se sienta en el césped y con un gesto me dice que me siente en su regazo. Obedezco, abro la pizza y él las cervezas.
+Bueno, pues aquí estamos… Estos días estuviste muy callada en las comidas. Venga cuéntamelo, lo estás deseando.
Y le cuento todo lo que ha pasado en el último año, lo bueno y lo malo. Me escucha sin decir nada, come y de vez en cuando le da un trago a la Budweisser.
Cuando termino cojo un trozo de pizza y me lo como, mientras él comienza con su discurso y sus conclusiones.
+Yo a tu edad también tenía esos problemas…
-¿Perdona? ¿A mi edad? ¡Solo me llevas once meses!
+Once meses y veinte centímetros.
-¡Idiota!
Le doy un golpecito cariñoso en el pendiente de la oreja, él me tira de un moflete y vuelve a abrazarme mientras sigue hablando.
+Mira, solo te digo una cosa: todos necesitamos tiempo. Las personas cambian, tal vez ahora él sea diferente. Porque igual no te has dado cuenta, pero tú también eres diferente. Crecemos, maduramos, cambiamos. Nos damos cuenta de las cosas, empezamos a descubrir lo que realmente es importante. Y mira, no importa cuántos porros te fumes, a cuántas pavas te tires o cuántas veces te escapes de casa. No importa cómo intentes engañarte a ti mismo; tarde o temprano lo que realmente eres y lo que realmente sientes saldrá a la superficie. Todo es cuestión de tiempo, créeme. Pero piensa también que en tu lista de personas importantes, la primera tienes que ser tú. Si ves que lo vas a pasar mal, corta por lo sano, cierra la puerta y a otra cosa mariposa. Si hay alguien que no sabe valorarte, saldrá perdiendo; primero porque se pierde a una tía 10, y segundo porque yo le partiría la cara. ¿Sabes? Cuando empezó toda la movida de mis padres las pasé muy putas. Y eso fue lo que me enseñó que cuando un camino se termina, empieza otro distinto, posiblemente mejor que el anterior, porque ya sabes cómo debes caminar. Una persona se va y viene otra que la reemplaza, y puede que al principio sea difícil, pero cuanto más dura es la guerra, mejor sabe la victoria. A mí me pasó con Lore… y ya ves. No hay nada imposible para quien sabe esperar.
-¡Eso es de M-Clan!
+Papá lo pone en el coche.
Nos quedamos callados un rato; sé que tiene razón. Ha dicho las cosas tal y como son, y tal vez sea eso lo que hace que esta conversación sea la única que me ha ayudado en mucho tiempo; porque no me ha dicho lo que a mí me gustaría oír. Porque ya estoy cansada de que todos me pinten el cuadro bonito, que todo acabará saliendo bien… Porque yo no las tengo todas conmigo. Luego él me cuenta cómo ha sido su año, le escucho y le doy mi opinión. Otro silencio, y me pregunta si recuerdo cuando jugábamos a los indios en el jardín, cuando dormíamos en la misma habitación y acabábamos siempre en la misma cama y cuando pintábamos con Plastidecor la pared de detrás del sofá.
Coge su cerveza y me pregunta si brindamos. Me parece bien.
-Por las noches como esta… y las primas como tú.
+Y los primos con moto que invitan a cenar.
Nos sonreímos y matamos las cervezas, recogemos y lo tiramos todo en una papelera. Volvemos paseando hasta la moto cogidos por la cintura. Nos cruzamos con una señora que nos mira y sonríe. Volvemos a subir a la moto, damos otra vueltecita rápida y me lleva a casa.
+Si estás aquí esta Nochevieja, ¿saldrás conmigo y los chicos?
-Bueno, no veo por qué no… Gracias por todo. Me ha encantado verte tan… filósofo.
+Las apariencias engañan… Ven aquí anda.
Me abraza fuerte y me acaricia la nuca. Nadie entiende lo que tenemos; tampoco se lo hemos explicado a nadie. Los mayores piensan que somos primos y ya está, que nos tenemos el cariño propio de los primos y que hacemos las típicas cosas de primos. Pero a veces los mayores también se equivocan. Somos primos todo el año, pero amigos una vez cada tres meses. Y eso es lo que lo hace diferente.
Le suelto y me alejo. Miro hacia atrás y veo que no se mueve.
-¿Qué pasa?
+¿No se te olvida algo?
Se acerca a mí y con cuidado me quita su cazadora.
+Ay lo siento, se me había olvidado.
-Ya ya… lo que pasa es que me la querías birlar.
+Anda anda…
Le abrazo otra vez y me voy al portal mientras él vuelve a la moto. Cuando estoy buscando la llave le oigo gritar:
-¡Cuídate mucho Anita, nos vemos en Navidades!
Da gas y se va, yo entro en el portal y llamo al ascensor. Hasta Navidades primín.








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Ando desaparecida porque me he quedado en Galicia 15 días mas para no pensar en nada... y no hago nada mas qe rayarme. Disasssssssssster! pero aun asi... esta siendo un gran verano :) ando de aqui para allá y paro en casa lo estrictamente necesario, hago lo qe me da la gana, cuando me da la gana, con qien me da la gana y como me da la gana. pero en parte ya tengo ganitas de volver y ver a toda esta gente... apuf! aunqe pienso en qe hay qe volver a clase y todo y oggg... horror! entro en las tiendas y veo la ropa de otoño/invierno y es qe me hundo... con lo bien qe se esta en verano!
Todos llaman experiencia a lo que se suele llamar error..

4 comentarios:

Coleccionista de sueños imposibles dijo...

Me ha recordado a A tres metros sobre el cielo... Da gusto tener gente así en al vida, sea un primo, un amigo o quien sea.

Andre (: dijo...

me encanto el texto amantius.
eres genial enserio
gracias por estar ahi !
tequiero

Abbie dijo...

Nos encontramos más o menos en la misma situación. Septiembre = Asco. Aunque para una universitaria, créeme, lo peor y rutinario vuelve en Octubre. Ag! ahora a recuperar.. :( ais, un besito!

Belén dijo...

ei! estamos todos muy perdidos en verano; pero sí te quería decir que al reflexionar sobre el tema de mi última entrada me acordé de ti, en serio, sobre el conflicto que se plasma siempre en tus escritos y espero que los mios hayan servido para aclararte. La persona que me ayudó con la reflexión y yo nos sentimos orgullosos de que con nuestras paranoias gente como tú pueda sentirse mejor. Para eso estamos.

Un besazo!